La Semilla


CONTO por: 
tadeo zuzek

Escrito eM: 
Estero Seco, Manabí, Equador

Había una vez una semilla que volava lejos con el viento. No se sabe bien de dónde vino, pero algunos dicen que salió de un árbol grandote y muy sabio que vivia en la costa. Lo cierto es que la semillita, después de volar muchos y muchos kilómetros, cayó a tierra al lado de un rio finito y muy seco. Por ahí, nada crecía y todo era un gran desierto lleno de tierra partida. La semilla se arrimó al esterito y ahí mismo se enterró a tomar el poquito de água que le llegaba.

Pasados muchos días y con mucho esfuerzo, la semillita comenzó a brotar. Sacó primero una ramita débil y verde que se levantó por el arenal, después una hojita se le desprendió colgando hacia el rrio. Pero el sol era fuerte y el água era poca. El tiempo iba pasando y la semillita se iba cansando y secando, perdiendo las fuerzas de intentar crecer sola en medio de ese páramo tan sin cololor.

Una cierta mañana, venía bajando por el estero una nenita joven y muy curiosa. Le encantaba mojarse los pies en el água después de desayunar el poquito de guevo frito que le podía cocinar su mamá. Su pueblo vivía por el estero y era muy pobre, porque no habian plantas. Brincando y cantando en el charco, la nena miró hacia abajo y vió algo diferente. Se arrodiló y se puso a observarlo bien de cerca. Era un brotecito chiquito y verde que tenia una florcita en la puntita.

"Mamá!!!", salió gritando la niña, "Mira lo que encontré, es una semillita que crece muhy bonita!”. El pueblo se levantó de un salto. "Una semilla? Pero como puede ser, si nada crece por acá?", preguntaba el viejito de la casa de arriba. "Vamos todos a verla!", exclamó la mujer de la casa de abajito, y corrieron al rio a ver la pobre semillita que ya casi se secaba.

Nadie podía entender como había resistido esa pobre semilla para brotar en la tierra seca. "Tenemos que cuidarla, ya está por morirse!", dijo uno. "Vamos a protegerla todos juntos para que no muera", dijo la nenita que la encontró. Y asi se hizo.

A cada día, una familia se encargaba de regarla y cuidarla a la plantita, que volvió a crecer y sacó una otra hojita. Le cantaban canciones y le contaban cuentos, y la semillita crecía más y más, con muchas ramas que ahora hacían sombra y se movían con el viento. La gente se reunía a ver como subía el arbolito, que en unos años se hizo grande y fuerte. Las niñas se armaron un columpio donde se hamacaban por horas y horas, correteaban al rededor del tronco ancho y descansaban a la sombra.

Con el cuidado de todos, la semillita se transformó en un enorme árbol verde. Feliz y contento, el árbol empezó a soltar otras semillas en el aire que sembraron a la tierra, antes seca, con muchas y muchas plantas. Crecieron manzanas, marcuyas, ajis, chontas, papayas, maduros y verdes. Con todas las plantas, tambien llegaron guacharacas, vacas, mulas, aguilas y el amigo guacho. El esterito se llenó de flores y colores, y la gente ahora podía cocinar y vender ricos bolones, corviches, chontas, sopas, menestras y quesos.

Con la ayuda del pueblo unido, la semillita finalmente pudo crecer y, así, devolverle la vida a aquel bonito estero seco.

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La Semilla foi um conto escrito em conjunto com as crianças de um pequeno vilarejo do norte do Equador chamado Estero Seco. A história é uma homenagem ao espírito de coletividade dos moradores que, mesmo com poucos recursos, se uniram para construir uma biblioteca pública para melhorar os índices de leitura da região e apoiar a pequena escola da vila. As palavras em negrito foram escritas pelas crianças no livro impresso que elas também ilustraram.

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